El deseo de tener una imagen, un retrato de alguie que siempre se la pasa a fotografar, dibujar y pintar la gente y la vida que lo rodea. De aquí nace la idea de trasnformar unos simple selfie en retratos, que dejen impreso su principio y su fin. Dos imagenes diferentes, una en negro y la otra en colores, las dos pero que comunican un senso de tranquilidad.
Y con estas fotos que se han convertidos en dibujos y en retratos, así el invierno se convierte en primavera, y desde el gris pasamos a los colores.